En sus aventuras, hechos reseñables y
excursiones a revolcarse en el lodazal cercano a AkinoTasTu, Ark no estaba solo. Eran varios los seres que se unieron a él y lo
acompañaron
o ayudaron en algunas de sus andanzas. Hoy os hablaré de uno de los
Metraizionapoko de Ark, o,usando términos gnomicos, uno de sus amigos; o, mas bien, optando por una traducción menos romántica, secuaces.
El
nombre del escurridizo ser del que os voy a hablar es Grimh y se
trata, por supuesto, de un goblin. El aspecto de Grimh se caracteriza
porque sus grandes orejas están mas caídas que las de otros
goblins. Esto podría haceros pensar que se trata de un goblin triste
o viejo pero la incógnita que os pueda suscitar esta peculiaridad
quedará resuelta cuando os diga que las orejas de nuestro
protagonista de hoy están totalmente llegan de sortijas, abalorios,
puntillas y otros pequeños objetos metálicos. Os preguntareis
“¿Existe un goblin lo suficientemente estúpido para hacerle eso a
sus propias orejas?” La respuesta por supuesto es “¡Sí!”.
Resulta que era la forma de Grimh de recordarle a todos que él era un
artesano, ya que toda la basura que llevaba colgada de sus pabellones
auditivos la había fabricado él mismo.
Grimh
era el herrero de la aldea de AkinoTasTu. Había oído gorgotear de
su oficio a su padre, el cual había escuchado balbucear al respecto
a su abuelo, el cual juraba que lo había aprendido de un enano. Esta
afirmación era puesta en duda por algunos pues en las colinas de
GrogNak
no hay enanos y los goblin no creen en extragroguenses. Tampoco
ayudaba mucho que todo el mundo supiera lo que vale la palabra de un
goblin. Si nos atenemos a las leyendas, los herreros enanos son
conocidos por la calidad y versatilidad de sus herramientas, así
como por practicar una magia que ellos llaman ingeniería y que les
sirve para desvelar y controlar la verdadera naturaleza de los
objetos que les rodean. Se cuenta que son capaces de modelar la
materia a voluntad con este conocimiento. Grimh, como buen herrero
goblin, era capaz de fabricar clavos y, en caso extrema necesidad, usar un
martillo para unir cosas con ellos. Esto, como os podéis imaginar,
hacia de Grimh en uno de los goblin mas poderosos del pueblo y por
eso nadie se atrevía a poner en entredicho los balbuceos de su
abuelo.
No
obstante Grimh sospechaba, principalmente por las pintadas con sangre
de conejo en su choza, que el resto de miembros de la aldea no
tomaban en serio la ascendencia de sus conocimientos. Es por ello que
estaba decidido a realizar una proeza de “ingeniería” goblin
como nunca se hubiera visto. Así pues se encerró en su choza
decidido a no salir de ella hasta haber desarrollado una
poderosa arma que pudiese entregar a su Metraizionapoko Ark para que
librase grandes batallas. Después de varias semanas, cuando aun no
había tenido ideas sin las que quedarse, Grimh se hallaba golpeando
con desesperación la cabeza contra una chapa metálica. Aquella
chapa le proporcionó a nuestro protagonista un chichón y una idea
cuando se fijó en la manera en que aquel viejo trozo de armadura
orca se agitaba como respuesta a sus cabezazos. Fue así como Grimh
inventó el muelle y el gran arma conocida como “Rocasorpresa”. Y
fue varios días y tres goblin muertos después de aquello cuando
Grimh le entregó aquel arma a Ark haciendo honor a su apellido “Grimh
Animachatarra”.
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