miércoles, 27 de noviembre de 2013

La leyenda del arma forjada

Bueno chicos, en la última historia, Ark pudo vencer a tan fiero animal como es un "Rhatta". Acercáos y agarrad fuerte vuestras bebidas, pues hoy continuaremos con su fantástica aventura, y de cómo su nombre aun se canta en las noches de fiestas goblin.
Tráeme mi cerveza, y siéntate a mi lado, pues va a comenzar la siguiente parte de la historia, de cómo Ark agarró por primera vez acero de verdad.

Ark había vencido a su enemigo. El cuerpo del monstruo yacía sin vida sobre todas sus pertenencias. El tamaño de semejante criatura era sobrecogedor, e intentar moverlo era tarea imposible, incluso para alguien tan poderoso como Ark.
Lo único que le quedaba era la "pozión mágica curalotó" que Vizco le había entregado para su aventura. Su armadura estaba destrozada, pero aun cubría partes de su cuerpo...
"Aun pué ze uti" -pensó Ark, orgulloso de los restos que quedaban pegados a su piel.

Pasó horas buscando un nuevo arma, encontró piedras redondas y cuadradas, grandes y pequeñas, pero no le convencía ninguna... los palos de aquella zona no eran de su agrado. Eran demasiado poco pegajosos y cuando practicaba con ellos, se le caían de las manos. Debía encontrar algo para poder protegerse de las criaturas del camino. Y más aún, debía encontrar un arma para poder derrotar al guardián de la mazmorra.

Ark cogió un palo que se pegaba bastante bien a su mano, 3 piedras pequeñas y decidió pasar la noche en el interior de un árbol hueco.

A mitad de la noche, Ark escuchó un ruido cercano. Intentó agarrar las piedras, pero habían sido listas y se habían puesto en la parte de abajo del árbol, fuera del alcance de Ark. Casi no podía moverse, así que decidió calmar sus ansias de batalla y mantenerse quieto...

Eran orcos, dos, del tamaño de una montaña, caminaban en busca de algo... seguró que buscaban al "Rhatta" para incrementar la gloria del nombre de sus linajes. O al menos esos eran los pensamientos de Ark.

-"Keo ke kamparemoz aki" -Dijo uno de ellos
-"Kalla, tu no zer lider de yo. Aki zer mejor zona de akampar"- Le respondió el otro.
-"¿Kien kreer tu ke zer para dar yo ordenez? ¡Agh! ¡No volver a hablar azi o deztruirte aki mizmo!
-"¡Deja hablar tu, nenaza! ¡Zaca tu hacha y honrala conmigo!"

En ese momento, Ark, por primera vez en su vida, sintió miedo. Cuando las hachas de ambos seres golpearon, el mundo tembló. No quería encontrarse en medio de un enfrentamiento de sus señores, tenía que salir de ahí.
Comenzó a trepar por el interior del árbol, con todas sus fuerzas. Mientras, los enormes señores de la guerra se golpeaban, una y otra vez, con una fuerza titánica. Sin duda alguna, eran los seres más poderosos de todas las tierras conocidas.

Trepó hasta que sus brazos le quemaban, y después siguió trepando, hasta que llegó a la parte de arriba. Desde allí era inalcanzable, y todo su temor se disipó. Ya no temía a sus señores, pues desde allí no parecían más grandes que Ark.
"Heh, túpidoz orcoz, no zon maz que goblinz verdez de'de ki" -Dijo Ark desde su situación.
Pero en ese momento, uno de los orcos clavó su hacha en el pecho del otro, y lanzándolo hacia el tronco en el que se encontraba nuestro héroe.
Y lo demás... fue muy rápido. Todo tembló, y Ark perdió el equilibrio. Agarró su arma con las dos manos mientras caía gritando su nombre.
Y en ese momento... notó que había caído sobre una montaña verde y perdió el conocimiento.

A la mañana siguiente se despertó encima del cuerpo inerte de una de esas bestias. En un alarde de heroicidad y destreza, su arma atravesó el ojo del gran y poderoso orco, que había mirado hacia arriba al escuchar la intimidante voz de Ark. Cuando se levantó no pudo recuperar su arma, pero vio en el cinto de una de aquellas bestias, una gran espada de acero de verdad.
El acero forjado. Nada tenía que ver con las armas naturales que los árboles les daban. Estas armas eran conocidas por su destrucción, y en las manos equivocadas, podría causar catástrofes. Legendarias armas capaces de matar a los enemigos de un solo golpe.
Ark no desaprovechó la oportunidad. Se estableció junto a sus señores (que cada vez olían peor) y entrenó día y noche.
Al cabo de una semana, era capaz de levantar la espada con ambas manos sin que se le cayese. Su camino hacia el heroismo se forjaba poco a poco.
Con ambas manos cogió el arma, tomó prestada la comida de sus señores, su poción y continuó su camino.

Y así ganó su segundo nombre. Ark, el no-tan-debil, el tumbazeñorez

Vizco, Aprendedor de Bidente de Akinotastu

En las Leyendas de AkinoTasTu, no se ha visto un héroe más grande y poderoso que Ark. Y eso se sabe por las hermosas pinturas que van adornando el "Notisiero del Jéroe". El llamado "Notisiero del Jéroe" no es más que un fragmento del muro ruinoso del pueblo destruido sobre el que se asienta AkinoTasTu. Sobre esa pared, los hechos memorables de los habitantes de AkinoTasTu se van registrando mediante las pinturas del mejor artista de la época. Como en AkinoTasTu nunca ha habido un Jéroe(ni nada digno de mención, "si Goblin eres, Goblin morirás..."), el "Notisiero" había permanecido en blanco hasta la aparición de Ark.

Pero en toda buena historia y todo buen héroe necesita de ayudantes, secuaces o Metraizionapoko en el caso de AkinoTasTu. Aunque ya conocéis la historia de Grimh Animachatarra, debo contaros la historia de Vizco. Permitid que empiece con su nombre completo: "Vizco, hijo der Tue'to, hijo der Siego, Aprendedor de Bidente".

Vizco es un goblin normal, total y completamente tonto(a ratos), como la media. Pero dejando la estupidez del pobre a un lado, recalquemos su herencia. Como la familia más longeva de AkinoTasTu(Tres generaciones, cágate), les habían concedido el derecho a ser los Bidentes de la aldea. Su trabajo consistía en dar el parte meteorológico de la siguiente forma: Si la piedra que tenían colgada de un palo frente a su choza estaba mojada, era un día de AguaKeKae y si estaba seca era un día de ToZeco, mientras que si la piedra se movía de un lado para otro era un día de BientoFuriozo. Además de ser los encargados de aconsejar a sus pares como consejeros espirituales.

Tal y como su nombre indica, Vizco era bizco, aparentemente el defecto ocular era de familia. Era más bajito que la media, con una coloración azul oscura. Escuálido como casi ningún otro y una cabeza bastante más grande que la del resto de sus compañeros.

Vizco, como su padre, y el padre de su padre antes que él, estaba de Aprendedor del oficio familiar. Pero Vizco había nacido con un poder especial: Era capaz de hacer magia. Permitidme que os aclare, la magia que hace Vizco es poco común, es una magia que ningún Goblin jamás igualará... De vez en cuando, su cerebro se aclara y piensa al nivel de un humano tonto. Eso explica el por qué de muchas cosas, pero crea nuevos interrogantes que ya aclararemos.

Como Aprendedor de Bidente, su trabajo era ayudar a Ark como consejero espiritual. Justo antes del último viaje de Ark(y después de un momento especialmente efectivo de "PienzaMejor"), Vizco habló así:

-"Poderozo Ark, el mejor guerero de AkinoTasTu. Tu camino eztará lleno de poblemaz, mu' chungoz. Por ezo yo, como Aprendedor de Bidente, te ayudaré donde eze Animachatara no puede. Toma ézta pozión mágica curalotó"-


Blue Goblin by Hydrart
El regalo era magnífico. Una botella de cristal(anteriormente sustraída de Grimh Animachatarra) llena de agua que previamente había filtrado con un trapo sucio. Y eso significaba una botella taponada, con un agua turbia... Y aún así, era el agua más pura de unos 500km a la redonda en esta tierra pantanosa llamada GrogNak. Por esas ideas tan brillantes, Vizco era considerado un auténtico Bidente.

Ésta es la historia de Vizco, Aprendedor de Bidente de AkinoTasTu.

martes, 26 de noviembre de 2013

La leyenda de la mazmorra oscura

¡Pasad! ¡Pasad! ¡Aun queda algo de sitio al fondo! Os sirvo una cerveza enana para refrescaros mientras cuento la siguiente historia sobre nuestro héroe, Ark.

Pequeño y jóven Ark, valiente como ninguno, decidió aventurarse dentro de una mazmorra. La mayor aventura a la que jamás un goblin osaría a realizar. 

Según contaba la leyenda, el aventurero que allí explorase, podría salir con alimentos para toda una aldea durante años. Sólo tendría que derrotar al guardián de la misma. 

Ark agarró su mochila, y guardó en ella pan duro, dos piedras y el arma que Grihm Animachatarra le había confiado, "Rocasorpresa", lo que muchos llamaban magia, o brujería, el lo llamaba "ingrenieria".

Ark se lanzó a la aventura. Cogió su armadura, su palo y comenzó a andar. Pero no todo iba a ser bueno en la historia de Ark. En el camino, un monstruo enorme. A la bestia, poco después la dibujaría Shim El Artista, el mejor dibujante de AkinoTasTu.
El monstruo, "Rhatta" conocido por muchos en  el pueblo de Ark, era un ser temido. A los niños malos de la aldea se los llevan por la noche y no se les vuelve a ver. 
Los dientes de la criatura son afilados y enormes, capaces de arrancar la carne del hueso sin ningun problema, y una cola enorme, capaz de arrasar una aldea goblin con un solo movimiento. Muchas son las ciudades goblin que han caido a manos de estas criaturas.
Sus ojos rojos como la sangre, contrastaban con el pelaje blanco del enemigo. No todos los "Rhattas" son ulpinos, como se le llama a las criaturas con este pelaje, pero eso no importaba. Ark también tenía los ojos rojos y a veces llevaba ropajes de color claro.
Ark no se asustó. Sabía que en algún momento tendría que enfrentarse a alguno de sus mayores horrores. Sacó su espada y la esgrimió delante de la criatura.

"¡En guadia moztuo!" gritó Ark, en su común más perfeccionado, y se lanzó al ataque. 

La batalla duró una eternidad, Ark lanzaba estocadas, y el "Rhatta" se defendía mordiendo al arma.
Al final, la atrapó entre sus fauces y se partió por la mitad. Ark estaba acabado... estaba perdido, el monstruo se lanzó a por él, se consiguió apartar y cayó sobre la mochila de Ark. Todo acabó con un fuerte "PLANK!!" una piedra atravesó a la criatura por el estómago y la bolsa de Ark simplemente fue totalmente destruida. 

"Recueda ezte nome kiatuda... Ark no-tan-debil" -Fueron las últimas palabras de Ark antes de seguir con su aventura, dirección a la gran mazmorra oscura.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Grimh Animachatarra

En sus aventuras, hechos reseñables y excursiones a revolcarse en el lodazal cercano a AkinoTasTu, Ark no estaba solo. Eran varios los seres que se unieron a él y lo acompañaron o ayudaron en algunas de sus andanzas. Hoy os hablaré de uno de los Metraizionapoko de Ark, o,usando términos gnomicos, uno de sus amigos; o, mas bien, optando por una traducción menos romántica, secuaces.

El nombre del escurridizo ser del que os voy a hablar es Grimh y se trata, por supuesto, de un goblin. El aspecto de Grimh se caracteriza porque sus grandes orejas están mas caídas que las de otros goblins. Esto podría haceros pensar que se trata de un goblin triste o viejo pero la incógnita que os pueda suscitar esta peculiaridad quedará resuelta cuando os diga que las orejas de nuestro protagonista de hoy están totalmente llegan de sortijas, abalorios, puntillas y otros pequeños objetos metálicos. Os preguntareis “¿Existe un goblin lo suficientemente estúpido para hacerle eso a sus propias orejas?” La respuesta por supuesto es “¡Sí!”. Resulta que era la forma de Grimh de recordarle a todos que él era un artesano, ya que toda la basura que llevaba colgada de sus pabellones auditivos la había fabricado él mismo.

Grimh era el herrero de la aldea de AkinoTasTu. Había oído gorgotear de su oficio a su padre, el cual había escuchado balbucear al respecto a su abuelo, el cual juraba que lo había aprendido de un enano. Esta afirmación era puesta en duda por algunos pues en las colinas de GrogNak no hay enanos y los goblin no creen en extragroguenses. Tampoco ayudaba mucho que todo el mundo supiera lo que vale la palabra de un goblin. Si nos atenemos a las leyendas, los herreros enanos son conocidos por la calidad y versatilidad de sus herramientas, así como por practicar una magia que ellos llaman ingeniería y que les sirve para desvelar y controlar la verdadera naturaleza de los objetos que les rodean. Se cuenta que son capaces de modelar la materia a voluntad con este conocimiento. Grimh, como buen herrero goblin, era capaz de fabricar clavos y, en caso extrema necesidad, usar un martillo para unir cosas con ellos. Esto, como os podéis imaginar, hacia de Grimh en uno de los goblin mas poderosos del pueblo y por eso nadie se atrevía a poner en entredicho los balbuceos de su abuelo.


No obstante Grimh sospechaba, principalmente por las pintadas con sangre de conejo en su choza, que el resto de miembros de la aldea no tomaban en serio la ascendencia de sus conocimientos. Es por ello que estaba decidido a realizar una proeza de “ingeniería” goblin como nunca se hubiera visto. Así pues se encerró en su choza decidido a no salir de ella hasta haber desarrollado una poderosa arma que pudiese entregar a su Metraizionapoko Ark para que librase grandes batallas. Después de varias semanas, cuando aun no había tenido ideas sin las que quedarse, Grimh se hallaba golpeando con desesperación la cabeza contra una chapa metálica. Aquella chapa le proporcionó a nuestro protagonista un chichón y una idea cuando se fijó en la manera en que aquel viejo trozo de armadura orca se agitaba como respuesta a sus cabezazos. Fue así como Grimh inventó el muelle y el gran arma conocida como “Rocasorpresa”. Y fue varios días y tres goblin muertos después de aquello cuando Grimh le entregó aquel arma a Ark haciendo honor a su apellido “Grimh Animachatarra”.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Ark, el no-tan-débil

Sentaos alrededor del fuego chicos, tomad una cerveza y acomodáos, pues os voy a contar una gran historia.
Esta historia no es sobre archimagos capaces de convocar a los elementos a voluntad, o héroes que rescatan princesas a diario.
Esta es una historia de superación, de proezas, pero sobre todo, de goblins.

Nos encontramos en las colinas de GrogNak, al norte de las tierras del Señor Orco Grum'Nash. Allí encontramos una pequeña aldea goblin llamada AkinoTasTu.
En esta aldea encontramos a nuestro... sí, podemos considerarlo nuestro héroe particular. Un pequeño goblin color tierra con los ojos rojos como la sangre llamado Ark.
He de deciros, chicos, que en la mitología goblin, los colores de los ojos no influyen para nada, pero en la mitología orca, los ojos rojos implican vida de servitud y fuerza, lo cual es bastante probable que lleve a una cruel muerte en batalla al poseedor de estos ojos (como la mayoría de los colores en la mitología orca)
Cuando aun no era más que un niño, los padres de Ark fueron mandados a una guerra por los derechos de las tierras del Sur, algo muy común en la época. Grum'Nash reclutaba al día cientos de goblin que daban su vida orgullosos por los mejores pantanos de la zona.
Pero Ark no quería correr el mismo riesgo que sus padres, amigos y hermanos. Así que decidió entrenar sus artes de combate. Desde pequeño, ya entrenaba con las ramas rotas de los árboles, a modo de espada.
Tras varias semanas de entrenamiento, ya era capaz de lanzar dos estocadas seguidas sin caer, y no solía equivocarse de mano al coger la espada. Había nacido para ello.
Una vez se volvió un maestro de la espada (cuentan las leyendas que consiguió matar a un conejo, que estaba encerrado en una jaula) decidió explorar nuevos campos, así que ató una piedra al final de un palo y comenzó a entrenar con la maza.
Fue una semana triste en GrogNak. Cuatro goblins murieron mientras él entrenaba, al no poder controlar tan poderosa arma, y dos casa fueron destruidas hasta los cimientos. Juró no volver a agarrar ese arma demoníaca.
Cuando llegó su hora, agarró las mejores cortezas de los árboles de los alrededores y se confeccionó la armadura goblin más fuerte que nadie jamás había visto por aquellas tierras. Cogió su espada y marchó a la batalla.
Pasaron semanas, meses, sin que nadie supiese de Ark. Pero un día volvió. ¡Ark estaba vivo! Morir en la batalla era algo glorioso, pero sobrevivir a una era algo prácticamente imposible. La mayoría perecían en el camino, comiendo alguna baya venenosa (o no) o por ataques de animales salvajes, como águilas, perros o serpientes. Pero él había vuelto. Y con un nombre. Ark, el no-tan-débil